viernes, 22 de julio de 2011

Una noche abandonada

No hace frío, sentados en el piso de su habitación me cuenta historias mientras sostiene una criolla de herencia familiar entre sus brazos. La luz es ideal, apenas un velador ilumina su cuarto.

Un pucho, cada tanto la besa y entorna los ojos de un modo muy atractivo. El humo se escapa de su boca, agarra la púa y toca un tanguito que acompaña con el sentimiento en su voz.

Me pide que la acompañe y tomo la posta. Hace tiempo que no toco le digo y me besa. No te preocupes y servime un poco mas de vino, que esta noche nos necesita nostálgicos y con una buena curda.

Cuando fue, el momento de mi vida, en que elegí que tanta poesía se me escapara? Pienso.


Y yo que ahora prefiero seguir así, sin rumbo.

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